viernes, 21 de agosto de 2009

EL JUICIO A BRUSA Y OTROS REPRESORES EN SANTA FE

EL JUICIO A BRUSA Y OTROS REPRESORES EN SANTA FE
El inicio de los juicios a los represores en la ciudad de Santa Fe comienza a visualizarse como el FIN DE LA IMPUNIDAD. Muchos años han pasado y la figura del ex Juez Brusa aparecía como un estigma, donde la impunidad con que pudo seguir ascendiendo en su carrera judicial mostraba la cara oculta del poder santafesino.

Debemos reconocer al juez Reinaldo Rodríguez, que dictaminó la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, también al conjuez Leandro Corti quién elevó la causa a juicio y otros que con su aporte han contribuido en este arduo y largo camino hacia el fin de la impunidad en Santa Fe. Otros han colaborado desde la fiscalía, como la actual vicegobernadora Griselda Tessio.

Recordamos que en 1976 se concreta el golpe cívico-militar más sangriento que conoce nuestra historia. Sus gestores destruyeron generaciones de militantes populares y la dignidad de todos. Allí mismo comenzó la lucha. Las Madres de Plaza de Mayo, los familiares, organismos de DDHH, los militantes del 70, con el tiempo se sumaron los H.I.J.O.S, los jóvenes de hoy que hicieron suya las causas y la lucha por Verdad, Justicia y Condena a los genocidas, a los torturadores, a los cómplices civiles.
Esa generación del 70', nació como producto de largas luchas populares, e influenciadas por acontecimientos que conmovían a Latinoamérica. Es producto de la resistencia peronista, del mayo francés, de la revolución cubana y del foquismo guevarista; una clara ideología antiimperialista y revolucionaria, porque había entendido que la riqueza y el privilegio de las clases dominantes están originados en la explotación de la clase trabajadora y de los sectores populares.

Un objetivo de esa generación fue cambiar la injusta estructura de dominación y de explotación que perpetuaba el modelo. Y estuvieron dispuestos a jugarse la vida por sus ideales, consciente de que estaban enfrentando una oposición violenta por parte de las clases en el poder que no estaban dispuestas a renunciar a sus privilegios.
El pueblo argentino aprendía en su propio proceso de lucha y comenzaba a gestar un proyecto propio y las herramientas que le permitieran llevarlo adelante. Esa toma de conciencia, el debate permanente, la apertura de espacios democráticos en la sociedad, implicó una acumulación en las bases que rápidamente buscó concretar transformaciones sociales en detrimento de los grupos económicos beneficiados por las sucesivas dictaduras cívico-militares de derecha.

Al momento del golpe, el pretexto del accionar de las organizaciones armadas, ya era mínimo, dado se encontraban sumamente debilitadas, pero magnificadas por los medios de comunicación al servicio del terrorismo de Estado y del golpe.
El objetivo central fue disciplinar a la sociedad instaurando una siniestra maquinaria de terror desde el Estado. Se sucedieron entonces las más atroces formas de violación de los Derechos Humanos en nuestro país. El resultado de ese disciplinamiento fue de treinta mil hombres y mujeres desaparecidos, más de quinientos niños secuestrados o nacidos en cautiverio muchos de los cuales aún no han recuperado su identidad; unos de diez mil presos políticos; miles trabajadores, delegados, miembros de comisiones internas despedidos o desaparecidos, miles de exiliados, asesinados, torturados.
Una sociedad sometida al terror y al mandato de silencio, fueron el resultado calculado, planificado y ejecutado por esa dictadura militar y financiera.
Reivindicada patéticamente dias pasados por el presidente de la Sociedad Rural de Palermo, reclamando por sus intereses económicos, tal como lo hicieron en 1976, cuando fueron artífices del golpe.
El no te metas, el festejo del Mundial de Fútbol 1978 mientras miles de compatriotas eran quitados de sus derechos mas elementales y otros miles asesinados, fue la tragedia mas cruenta que vivió nuestro país, desde la conquista del desierto.
Trabajadores, campesinos, estudiantes, dirigentes barriales, profesionales, sacerdotes, artistas, intelectuales, creyentes y no creyentes, revolucionarios o reformistas, hombres y mujeres soportaron el horror. Los que murieron, los presos, los torturados, desaparecidos, exiliados en el exterior y en el interior del país, están exigiendo justicia a 30 años.
Debemos respaldar a los testigos y querellantes que el 1 de septiembre volverán a declarar para acusar a quienes cobardemente los torturaron, vejaron, humillaron y que en un evidente pacto de silencio, fueron incapaces de explicar que hicieron con los cien militantes desaparecidos en la ciudad de Santa Fe.
Los familiares y militantes, hemos esperado activamente más de tres décadas.
TODOS ESPERAMOS: JUSTICIA Y CONDENA PARA SEGUIR CREYENDO EN UNA DEMOCRACIA QUE NECESITA SEGUIR PROFUNDIZANDO SUS VALORES MORALES Y REPUBLICANOS.

Oscar Belbey
21-08-09

No hay comentarios:

Publicar un comentario