lunes, 31 de agosto de 2009

HOMENAJE A DORA COLEDESKY

Hoy no puedo dejar de referirme a una mujer luchadora que este lunes falleció en Buenos Aires. Ella era Dora Coledesky, y forma parte de esas historias que los medios masivos dejan pasar, no le dedican sus páginas, porque son mujeres que se salen de los márgenes establecidos por los estereotipos.
Dora tenía 81 años, era abogada. Pionera en nuestro país en la batalla por la despenalización y legalización del aborto. Pero antes que ello, fue una abogada que militó en la izquierda trotkista argentina junto a su compañero de la vida Angel Fanjul.
De militancia en los movimientos estudiantiles secundarios de Tucumán, en 1951, ambos ya abogados se instalan en Buenos Aires.
“En Argentina trabajé en dos fábricas, porque era parte de la formación de la izquierda vincularse al proletariado, y me encontré de pronto con el lenguaje de las mujeres trabajadoras. Era un lenguaje sin tapujos que yo, que venía de la clase media, nunca había sentido. Era el año '58 y decían 'che, no tenés que acostarte cada día con uno diferente'. Era un lenguaje sexual sin tapujos, pensá que en esa época a las obreras muchos las consideraban prostitutas. Y en Francia me tocó conocer también la bisexualidad y la homosexualidad, en nuestra tendencia había muchos homosexuales que se oponían a la estructura." Relata en un reportaje realizado por Sandra Chaher.-
Moira Soto, en una entrevista en LAS 12 del PAGINA 12 le pregunta:
¿Conocías la situación de las obreras antes de empezar a trabajar con ellas?
–Tengo que decirte que en la actualidad no se conoce, no se ha investigado la historia de las obreras en las fábricas de nuestro país. Ojalá algún día se pueda escribir esa historia, antes de que se pierdan los testimonios de primera mano. Eran establecimientos enormes, yo estuve en una textil donde había cinco mil obreras, La Bernalesa, que después cerró, también trabajé en otra más chica. Fue muy interesante, muy revelador descubrir la relación de las mujeres en la fábrica, ahí aprendí mucho sobre compañerismo. Yo venía de la clase media y me sorprendió el lenguaje crudo y directo de las obreras, su franqueza. Tanto hablando de sexo como de cualquier otro tema, ellas llamaban al pan, pan, y al vino, vino. Por ejemplo, en las fábricas se hablaba de aborto como si tal cosa, tema que no se mencionaba en otros ambientes. Era bastante común escuchar a una trabajadora decir: “Ah, Fulana no vino porque se hizo un aborto”. O sea, que las mujeres recurrían a la interrupción voluntaria del embarazo y lo comentaban sin reparos, se tomaba ese derecho en la práctica. No llegué a saber con qué recursos se manejaban, seguramente en ese entonces no era tan caro hacerlo en condiciones aceptables. Tampoco las obreras tenían problemas en conversar sobre sus relaciones sexuales, darse mutuamente consejos. Algunas actuaban con bastante libertad. Me parece que las mujeres que hoy limpian por horas en casas de familia, aisladas de sus pares, no pueden tener esa vivencia que da el trabajo colectiva.




El golpe de 1976 obligó a Dora y Angel a buscar refugio en Francia, allí entra en contacto con el feminismo francés. Ya de regreso en Argentina, en 1988 crean la Comisión por el Derecho al Aborto, junto a Laura Bonaparte, Safina Newbery y otras compañeras.

Rescatamos las siguientes reflexiones de Dora, en una entrevista en el 2003

“Con respecto a la democracia, a aquellas y aquellos que luchamos por otra sociedad, en la que no existan ni desigualdades ni privilegios, se nos impone avanzar desde ya, aunque no hayamos conquistado el mundo que anhelamos, en todas las formas democráticas posibles. Es una manera de preparar la transformación de la sociedad, y qué democracia puede haber cuando las mujeres somos tan postergadas en nuestros derechos. Por eso cualquier paso adelante en este sentido es afirmar y dinamizar la democracia.

Lo mismo puede decirse de la libertad: somos ciudadanas y no tenemos por qué someternos a las imposiciones de un Estado cuya alianza con los sectores fundamentalistas es evidente. Hay que seguir avanzando: hemos logrado algunos pasos adelante; apoyándonos en ellos, hay que continuar hasta obtener legalmente o fuera de la legalidad los derechos que nos corresponden, independientemente de que nos sean reconocidos o no.

Y sobre todo porque nadie puede sustituirnos en las decisiones que nos implican, porque tienen relación con nuestra vida, con nuestros sentimientos, con nuestra responsabilidad como seres humanos, y sin embargo nunca fuimos consultadas, como si no fuéramos ciudadanas.

En esta lucha está en juego nuestra propia dignidad, y por eso decimos que no es una simple reivindicación: no ser consideradas como cosas, sino como seres humanos dispuestos a vivir una vida digna de ser vivida.”

Gracias DoraColedesky!

Beatriz Gutiérrez

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